jueves, 16 de diciembre de 2010

LA DEPURADORA DE VINARÒS

Hace unos pocos días, el PVI publicaba en el Setmanari Vinaròs, un escrito sobre la depuradora de nuestra ciudad. Entre otras cuestiones comentábamos que quien realmente ha financiado esta importante obra, hemos sido todos los vinarocenses. Ya que cada vez que pagamos el recibo del agua, nos cobran una cantidad en concepto de CANON DE SANEAMIENTO (canon que en teoría, sólo se puede gastar en la construcción de la depuradora y su mantenimiento), y calculando que este canon lo estamos pagando desde el año 1992, y si sabemos que sólo en el 2009 la Generalitat Valenciana ingresó 1.230.000 euros por este concepto en Vinaròs, y si llevamos más 18 años pagando, quiere decir que como menos ya hemos pagado más de 18 millones de euros.

Si la Depuradora costó 10 millones, preguntábamos donde están los otros más de 8 millones.

Esto ha sentado muy mal a los señores del PP y como no lo han podido desmentir, están intentando convencernos de que estamos confundiendo a los vinarocenses y que la realidad es que esta obra es una apuesta de la Generalitat por nuestra ciudad, así sin ningún rubor dicen:

"si Vinaròs tiene una depuradora es porque la Generalitat, decidió apostar e invertir en nuestra ciudad y en nuestro medio ambiente y no hay más cera que la que arde."

Cuánto cinismo, ya que estaban denunciados por la Comunidad Europea, porque la normativa europea obliga desde el 2001 a que las poblaciones de más 15.000 habitantes tengan una estación depuración de aguas resideuales..

En el 2003 se tenían que construir las de Vinaròs, Benicarló y Peñíscola y hoy día y gracias a nuestra firme decisión, la de Vinaròs es la única que está en funcionamiento.

O sea que se hizo con nuestro dinero, y por obligación de Comunidad Europea no porque la Generalitat decidiera nada.

¿Quién se va a creer que siendo los ayuntamientos de Benicarló y Peñíscola del PP y el de Vinaròs de signo contrario, la Generalitat hiciera la Depuradora de Vinaròs y las otras no?

¡Sustancia, Mariano!


Copiado del blog de Javier Balada Ortega

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